Bruno Gabriel L. García
Quizá era la avenida solitaria,
o los carros semi vacios
con choferes de ojos cansados
que al circular por cementados rumbos
te envenenan a la mirada.
O también el cielo enceguecido
por sus nubes noctívagas;
o sus lumbres solitarias
de postes y casas
que tristes se yerguen por la avenida.
o…
(y era lo más probable)
la angustia
de no haberla tenido a mi lado.
Puede que sea eso
que se haya dado cuenta
que es ella
-la de piel canela-
la que falta
la que le exaspera.
01/02/2011/09:04pm
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