domingo, 10 de octubre de 2010

El Nobel, el literato, el Llosa.




La aventura de escribir, nace en lo profundo de uno mismo. No es algo que se estudie, o se componga a esfuerzo y voluntad de artificios literarios; es algo casi nato. No digo por ello que quien nace es, precisamente, un futuro escritor en potencia. Pues esto es como un virus, esta en tus venas esperando que haya un aliciente que lo haga explotar. Un apócrifo escritor de pluma relajada y pop que laboraba en un programa de Televisión escribió -al azar o no, pero muy acertadamente-, un día en una columna de un periódico, columna que lastimosamente he perdido. Decía que para escribir hay que nacer con la virulencia, pero que a la vez hay que tener una serie de eventos que predispongan al virus a explotar por todo el cuerpo, que uno de ellos es la forma de vida que uno lleva, de si es una vida plena o carente de algo, el escritor enfocó que se necesitaba de una vida carente de algo, una vida triste… paupérrima en varios sentidos.

Pues si analizamos, no se puede ser escritor si eres feliz; es necesario sufrir o acercarte a ello; Bukowski, Neruda, Kafka, Faulkner, Mann, Lagerlöf, Vallejo, García Márquez y varios más tenían oquedades y simas oscuras en la vida que llenaron a base de historias escritas a puño, letra y alguna máquina de escribir. Vargas Llosa, nuestro nuevo símbolo y ganador tardío, muy tardío, del Nobel de Literatura también lo tiene en una niñez y juventud marcada por lo vivido con su padre.

No se puede escribir solo del bonito día que tuviste, seas rico o pobre, si no hay el aire de humanidad verdadera, de la pena, de la tristeza conjugada con la alegría y un innumerable azar de sentidos y desidia a la vez, no hay literatura, solo un grato estribillo para tu diario personal.

Son pocos los escritores que han tenido la vida llena y han podido escribir, aunque sean sus obras, narraciones mágicas y creadas a base de una vasta imaginación, como Tolkien, Wells o varios nuevos escritores pop, de arte ligero y moderno, creadores de sagas comerciales y carentes del verdadero alma de escritor que no tienen remilgo de escribir en base a la siguiente película que esperan estrenar.

Mario Vargas Llosa,
Nobel de Literatura 2010
Pero vale que este textillo no tiene la razón de ser escrito para laurear a seres de pluma fílmica, sino para aquellos seres que han escrito de verdad, no en base de nuevos films, sino en base al amor, ese romance, a veces tanático, a las letras; pero concentradamente quiero laurear a uno, el nuevo Nobel, nuestro Nobel: Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, peruano y español; escritor de habla hispana realmente, que ganó hace unos pocos días el Nobel de Literatura. Premio que se debió otorgarle hace ya muchos años atrás. Una especie de injusticia que ahora se enderezó.

No haré una biografía de Mario Vargas Llosa, sería redundar en lo que ya se conoce del autor. Esta es solo una pequeña oda a su trabajo, sobre todo a los trabajos humanos que llevó a cabo como periodista y escritor, obras que relatan historias ficticias basadas en lo real, de seres tan diabólicos como el dictador Leonidas Trujillo en la mente de Urania Cabral, o sobre la muerte de un recluta: Palomino Molero, o la historia que ha tomado del pueblo israelí y palestino en su conflagración religiosa en esa tierra cargada de sangre donde aún viven.

Vargas Llosa no solo destaca por su capacidad de narrar, también en las convicciones que busca encaminar en quien lo lee; como si tratase de mostrarnos con sus relatos esa ventana del pasado y presente que no vimos o no queremos ver. Ese universo dizque alejado que está solo a la vuelta de nuestro propio mundo. Ese sufrir ajeno que Vargas Llosa ha logrado graficar y estampar en sus libros como si se tratase de un fotógrafo de combate en primera línea de fuego cruzado. Esa nostalgia por la perdida del significado humano que trata de reencontrar en nuestros entes cuando leemos uno de sus libros pseudo ficticios y pseudo reales, comenzando desde su antaña ciudad acuartelada para esos perros que somos, muchas veces, nosotros.



3 comentarios:

  1. Escribes expontaneamente, no preparas un artículo con cálculo,lo haces con profundidad y como lo sientes. Sin embargo, me parece que podrías ser un poquito más meticuloso en algunos detalles, por ejemplo: la protagonista de "la fiesta del chivo" es Urania, no así Ucrania. No sé si este pequeño error es importante o insignificante.
    El artículo sobre Vargas LLosa es bueno,no redunda sobre lo ya escrito ni es cargante, es agradable volver a leer sobre él, por cómolo enfocas.

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  2. No es un escueto error... es un craso error, por lo cual pido disculpas y un mea culpa. Siempre después de escribir (y tienes razón, me desagrada escribir como si fuese un problema matemático, me siento como un cyborg cuando he intentado hacerlo) reviso la ortografía una y otra vez antes de colgar algo, trataré en lo sucesivo de que no vuelva a suceder.

    Una vez más dispénsenme por ese error.

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  3. Pd.: Pasaré en el acto a revisar el texto y corregirlo.

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