miércoles, 1 de septiembre de 2010

Esperaré contigo

El olor del césped callejero recién regado, la avenida y su rugido de vehículos; cientos, miles de vehículos recorriendo las calles en un juego interminable de hormiguitas multicolor. Los letreros, la publicidad, los cambios radicales de tipo de casas de una calle y de la otra. Mi tímpano, siendo azotado por la banda U2, que sale estrepitosa por el audífono de mi juguete reproductor portátil.
Todos estos factores se combinan y aún así se ven distantes. Es esa oracioncita: -Para mí ya estás muerto- que Lucho escribió con furia desde su ordenador portátil a cientos de kilómetros de aquí. Ya estas muerto, palabritas “cliché” de novela de quinta que hicieron su efecto. No digo que no las merezca; pues es más que posible que así lo sea.


Lucho es y era a la vez la pareja de mi madre. Fue, es y será, además, la razón de mis calvarios controlados y recibidos en pequeños paquetes mensuales. Paquetes que detonaron en cadena, desde hace 2 días, que fue mi cumpleaños, cuando lanzó su última bombarda enardecida vía teléfono.
No es que lo odie a muerte; pues resulta que aún le tengo estima, cariño se podría decir, en cierta forma. Quizá sea por mi constante carencia de una imagen paterna cercana a mí y a mi madre, que haga que quisiese sentir que tengo una familia normal. Quizá fue el tiempo que hizo quererlo. Pero hoy, particularmente hoy, desearía verlo 3 metros bajo tierra.

Quizá por ello es que decidí ir caminando a la facultad en donde estudio. Puede que esas dos horas de trajín que me esperan me den algo de calma o que también signifique que quise evitar hoy el tedio del bus público con sus viejas cucufatas y cotorras de voz en cuello, o su música chirriante y al fucking boletero que se acerca a mascullar -¡Pasajes!-, cada 5 ó 7 minutos, con su desenfrenado golpeteo de monedas en la mano derecha.
Otra posibilidad es que quería dejar de pensar en Lucho, Lucho y sus estupideces, concretamente; pues también habitaba en mi mente una idea: Sofía, mi querida Sofi. La amaba secretamente, aunque ella lo sabía hacia ya mucho tiempo. Era nuestro secreto a voces.

Ya a puertas de la facultad apresuro un poco el paso. Al ingresar, el viento se siente que  súbitamente empieza a viajar veloz, como si Eolo estuviese soplando furibundo. Mis cabellos se alborotan, pero los arreglo, los acomodo como puedo.

Pero es el pecho que empieza a bombear enloquecido que no puedo arreglar ni acomodar, tirita como condenado mientras mis ojos buscan los ojos de Sofi entre la multitud de gurruminos presentes. Hasta que los encuentran. -¿Estás bien?- pregunta curiosa mientras me mira con sus tiernos ojos acaramelados. –No es nada-, respondo, -solo es una tontería que ahorita pasa-
-Entonces esperemos aquí sentados a que pase- me dice sonriendo.
-¿Cómo?-
-Que esperaré contigo-…

2 comentarios:

  1. te gusta escribir colega me parece excelente a ver si sigues mi blog
    http://investigacionathoq.blogspot.com

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  2. me gusto mucho esperare contigo ?? que lindo que alguien quiera esperar al lado de alguien lo que sea
    un besote

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