sábado, 5 de marzo de 2011

El Hijo Puta

Bruno Gabriel L. García

El teléfono suena, Julio contesta, esta desparramado en el sofá, viendo (Para variar), Tv basura mientras la vocecilla suena a través del aparato.
-¿Para qué quieres un televisor? Mejor dedícate a educar a tu hijo- dice cínico, mientras el sonido de la Tv suena en toda la sala y también a través del celular de ella.-
-pero porqué no…-
-porque es una perdida de tiempo y lo que quieres es mantener distraído a ese cojudo. Mejor enséñale a usar la computadora- responde mientras sonríe por una escena cómica que sucede en el televisor.
Ella se ha percatado que Julio no le quiere comprar el televisor porque no quiere gastar dinero en algo que él no ha de usar cuando esté con ella, aunque está viendo uno mientras habla con ella por el teléfono y piensa que es un cínico y tacaño; por momentos se arrepiente de haber iniciado una relación con ese hombre que muchas veces hace y dice lo que le place en su casa y en la de otras; que la usa (o como ella se dice: deja usar), en las majaderías sexopáticas que gusta tener Julio en su nimio complejo de 'pinga loca'.

Todo ello causa arrebato en Carlo, quien escucha la plática desde su habitación, llenando los huecos de esta con lo que supone debe estar diciendo o pensando la mujer que se halla al otro lado de la conversación con Julio. –Eres realmente un verdadero hijo de puta, engañas y jodes la vida a mi madre y encima hablas, gritas, con esa tipa en mi sala… debería salir a machacarte los huevos a patadas y sacarte de mi casa- se dice Carlo y se calma a si mismo en su propio afán de soportar la situación como su madre le dijo: “Si alguien es quien lo va a botar, seré yo, así que Carlo, cálmate, todo a su tiempo… no pisemos el palito que quiere que pisemos, no dejemos que se haga la víctima”. –Calma, solo es un hijo de puta con los huevos contados- piensa, ya lo pagará a su debido tiempo… se repite una y otra vez en su mente.

-Que no quiero que compres un televisor, qué quieres que piense, que eres otra vividora- sigue su conversación por el teléfono mientras cambia de canal y aumenta el volumen. Dedícate a tu hijo, usa la computadora que... compré, que aprenda a trabajar con ella, que aprenda y no jodas, no te compraré un televisor… si yo también te quiero, nos veremos más tarde- cuelga.
-Eres de verdad una cosa desagradable- se imagina Carlo diciéndole a Julio, restregándole en la cara antes de sacarle la mierda por hablar con otra tipa en su sala. -Solo espero te largues pronto de la casa, de mi casa, y nos dejes en paz- vuelve a pensar en intenta relajarse al par que esa especie de furia insostenible que ha ido reservando para desfogar en el rostro de Julio lo empieza a dominar; coge un cigarrillo en un amago de calmarse. Es un cigarrillo es lo que me mantiene calmo la mayor parte del tiempo, se dice... me hace recordar este olor mejores tiempos.

De pronto su celular suena, Carlo se levanta rápidamente, ve en la pantalla del teléfono móvil, contesta: -Hola Sofi, que sucede-
-Sentí que me necesitabas, ¿estás bien?- responde coqueta…
“Eres mi ángel, Sofi”, piensa Carlo, eres mi ángel.

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